¿Padres o amigos de los hijos?

Una conocida psicóloga chilena ha afirmado que “somos la única generación que le tuvo miedo a sus padres y ahora le tiene miedo a sus hijos… Ser padres es decir NO todas las veces que pueda, es poner horarios, es poner límites, disciplinar y sobre todo educar… nuestro rol no es ser amiguis… es ser PADRES…”

Efectivamente, ser padres hoy es una tarea más compleja que hace 20 años, por una serie de variables contextuales que han aparecido en escena y no han sido abordadas adecuadamente.

Mi generación tuvo el privilegio de contar con la mamá en casa, que cuidaba de cada detalle y que nos esperaba al regreso del colegio para darnos almuerzo y ayudarnos con las tareas escolares. Soy de la generación que hacía tareas con Icarito y buscaba en enciclopedias coleccionables las respuestas a las intrincadas preguntas que nos hacían los profesores para que ejercitáramos en las horas fuera del aula. Hoy día el escenario es muy distinto, porque la incorporación masiva de la mujer al trabajo fuera del hogar, significó que el cuidado de los hijos quedó a cargo de terceras personas, en la figura de nanas, salas cunas y/o jardines infantiles. El destacado sociólogo Eugenio Tironi lo expresa de esta forma: “La acelerada incorporación de la mujer al mundo laboral ha significado un cierto abandono del hogar, dejando un espacio que -en Chile al menos- no es sustituido adecuadamente por el padre. Esto significa que en este momento estamos en una suerte de transición, donde los hijos tienen padres y madres ausentes.”

Consecuencia de lo anterior es lo que vemos en la educación escolar: niños y jóvenes con poca o ninguna autonomía para tomar decisiones y solucionar problemas, disruptivos porque buscan llamar la atención, transgresores porque no tienen claros los límites, que exigen derechos pero no se hacen cargo de los deberes, y lo que es más preocupante, padres que por sentimientos de culpa los justifican, no los controlan y exigen a los centros escolares que se hagan cargo, de lo que ellos no han sido capaces de educar. El académico español Antonio Bolívar lo expresa así: “Hemos vivido un período en que, de modo consciente o inconsciente, se ha «cargado» a los centros escolares con todos los problemas que nos agobiaban, provocando insatisfacción con su funcionamiento y malestar de los docentes al no poder responder a tal cúmulo de demandas y sentirse culpados. Los cambios sociales en las familias han contribuido también a delegar la responsabilidad de algunas funciones educativas primarias al centro educativo.”

Pero más que una crítica, lo anterior es un llamado de atención para que los padres se impliquen de forma más sistemática en la educación de sus hijos, y aunque el tiempo sea escaso, busquen formas de estar siempre presente en la vida de sus hijos a través de la entrega de valores, buenos ejemplos, actividades compartidas, conversaciones con sentido, tiempo de calidad. No a través de whatsapp, que se ha transformado en un tumor maligno que mata la buena comunicación.

Retomar el control de los hijos es hoy una tarea urgente, sin sentimientos de culpa, con plena conciencia que el núcleo familiar tiene la labor ineludible de asumir la educación de los más jóvenes, pese a los cambios que experimenta nuestra sociedad. La familia es y seguirá siendo el pilar fundamental de la sociedad y su fortalecimiento es tarea de todos.

Paula Luna Ramírez, Directora Colegio Santo Tomás Los Ángeles