Comunicados | Colegio Santo Tomás Talca

Transmitir la Fe

Publicado el 17/03/17

(Francisco, Amoris Laetitia, nn. 287-288)

 

La educación de los hijos debe estar marcada por un camino de transmisión de la fe

Que se dificulta por el estilo de vida actual, por los horarios de trabajo, por la complejidad del mundo de hoy donde muchos llevan un ritmo frenético para poder sobrevivir.

Sin embargo, el hogar debe seguir siendo el lugar donde se enseñe a:

  • percibir las razones y la hermosura de la fe,
  • rezar,
  • servir al prójimo.

La fe es don de Dios, recibido en el bautismo, y no es el resultado de una acción humana, pero los padres son instrumentos de Dios para su maduración y desarrollo. La transmisión de la fe supone:

  • que los padres vivan la experiencia real de confiar en Dios, de buscarlo, de necesitarlo;
  • que imploremos la acción de Dios en los corazones, allí donde no podemos llegar;
  • (que) nuestro empeño creativo es una ofrenda que nos permite colaborar con la iniciativa de Dios.

Por ello, han de ser valorados los cónyuges, madres y padres, como sujetos activos de la catequesis. Es de gran ayuda la catequesis familiar, como método eficaz para formar a los jóvenes padres de familia y hacer que tomen conciencia de su misión de evangelizadores de su propia familia.

 

La educación en la fe sabe adaptarse a cada hijo

 

Los recursos aprendidos o las recetas a veces no funcionan.

Los niños necesitan:

  • símbolos,
  • gestos,

Los adolescentes suelen entrar en crisis con la autoridad y con las normas, por lo cual conviene:

  • estimular sus propias experiencias de fe,
  • ofrecerles testimonios luminosos que se impongan por su sola belleza.

Los padres que quieren acompañar la fe de sus hijos están atentos a sus cambios, porque saben que la experiencia espiritual no se impone sino que se propone a su libertad.

Es fundamental que los hijos vean de una manera concreta que para sus padres la oración es realmente importante. Por eso los momentos de oración en familia y las expresiones de la piedad popular pueden tener mayor fuerza evangelizadora que todas las catequesis y que todos los discursos.”

 

Para profundizar: