Comunicados | Colegio Santo Tomás Talca

Valor de la sanción como estímulo

Publicado el 25/07/16

(Francisco, Amoris Laetitia, nn. 268-270)

Sensibilizar al niño o al adolescente para que advierta que las malas acciones tienen consecuencias

Hay que despertar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de dolerse por su sufrimiento cuando se le ha hecho daño.

  • Algunas sanciones –a las conductas antisociales agresivas– pueden cumplir en parte esta finalidad.

Es importante orientar al niño con firmeza a que pida perdón y repare el daño realizado a los demás.

Cuando el camino educativo muestra sus frutos en una maduración de la libertad personal, el propio hijo en algún momento comenzará a reconocer con gratitud que ha sido bueno para él crecer en una familia e incluso sufrir las exigencias que plantea todo proceso formativo.

 

Un niño corregido con amor

La corrección es un estímulo cuando también se valoran y se reconocen los esfuerzos y cuando el hijo descubre que sus padres mantienen viva una paciente confianza.

  • Se siente tenido en cuenta, percibe que es alguien, advierte que sus padres reconocen sus posibilidades.

Esto no requiere que los padres sean inmaculados, sino que sepan reconocer con humildad sus límites y muestren sus propios esfuerzos para ser mejores.

  • Uno de los testimonios que los hijos necesitan de los padres es que no se dejen llevar por la ira.
  • El hijo que comete una mala acción debe ser corregido, pero nunca como un enemigo o como aquel con quien se descarga la propia agresividad.

Un adulto debe reconocer que algunas malas acciones tienen que ver con la fragilidad y los límites propios de la edad.

  • Sería nociva una actitud constantemente sancionatoria, que no ayudaría a advertir la diferente gravedad de las acciones y provocaría desánimo e irritación.
  • «Padres, no exasperéis a vuestros hijos» (Ef 6,4; cf. Col 3,21).

 

Un estímulo para ir siempre más allá

Lo fundamental es que la disciplina no se convierta en una mutilación del deseo.

  • ¿Cómo integrar disciplina con inquietud interior?
  • ¿Cómo hacer para que la disciplina sea límite constructivo del camino que tiene que emprender un niño?
  • ¿y no un muro que lo anule o una dimensión de la educación que lo acompleje?

Hay que saber encontrar un equilibrio entre dos extremos igualmente nocivos:

  • pretender construir un mundo a medida de los deseos del hijo, que crece sintiéndose sujeto de derechos pero no de responsabilidades;

llevarlo a vivir sin conciencia de su dignidad, de su identidad única y de sus derechos, torturado por los deberes y pendiente de realizar los deseos ajenos.”

 

 

profundizar:

  • El libro: Los medios de educación moral y su eficacia, de Siegfried Uhl.
  • En internet: elmercurio.com/blogs/2015/09/15/35242/Aprendiendo-a-poner-limites.aspx
  • Suma Teológica, de santo Tomás de Aquino, I-II, q.95, a.1.